Zurdok da su Gran salto con su debut en el Metropólitan
Nostalgia que se mezcla con emoción para convertirse en un mar de sentimientos, así se percibieron los primeros instantes, cuando pasadas las nueve de la noche las luces del Teatro Metropólitan se diluyeron y las siluetas de los integrantes de Zurdok se comenzaron a proyectar sobre una manta transparente.
“De llegar al final” fue la primera interpretación de los oriundos de Monterrey, quienes de inmediato engancharon a los tres mil escuchas que parecían adormecidos en sus butacas, provocando un ligero movimiento en sus cabezas al ritmo de la batería.
La manta transparente que provocó cierto sentimiento de aislamiento entre la banda y el público de inmediato cayó, lo que dio paso a “Abre los ojos” y “Hombre sintetizador”, dos de las piezas más representativas de su carrera y de las más esperadas en la noche por la gente, quien las coreó a todo e pulmón.
Al ritmo de “Estático”, “Si me hablas al revés” y “Nadie te quiere ver”, la agrupación logró que los espectadores se levantaran de sus asientos, llenos de euforia, brincando, gritando y agitando sus melenas como en un concierto de rock pesado, se divertían y disfrutaban del concierto.
Casi 10 años tuvieron que esperar muchas personas para poder escuchar “Luna”, canción que fue ilustrada por una escenografía hecha por Luis Bañuelos Orion, que a su vez fue acompañada por proyecciones visuales y los sintetizadores característicos de la melodía.
“¿Cómo están DF? Muchas gracias por estar aquí, brillamos juntos que nadie nos podrá encontrar”, expresó Mauricio Terrazina y de inmediato sonaron “Amanecer” y “Azul Oscuro”, dos temas nuevos incluidos en el boxset Gran Salto 1997-2004.
Las luces se volvieron tenues sobre el escenario, mientras Gerardo Garza “Chetes” se acomodaba frente al piano, “¿Quieren Zurdok para siempre?”, preguntó y de inmediato sonaron las primeras notas en piano de “Para siempre” seguidas de “Así es”, dos de las canciones más profundas y reflexivas del repertorio.
“Si quieres llegar muy lejos” fue el preámbulo para dar paso a las dos canciones más coreadas de la noche, “Si me advertí” y “¿Cuantos pasos?”, en esta última la gente quedó boquiabierta cuando Alfonso Adré (baterista de Caifanes) subió para cantar al unísono de “Chetes” el coro “Todo es lo mismo, es un principio al final y nada más. Todo es lo mismo está canción es igual que las demás, que las demás”.
Inmediatamente después, Alfonso André tomó las baquetas y se colocó detrás de la batería para marcar los tiempos y comenzar con “Tropecé”, primer sencillo en la carrera de la banda.
El final estaba cerca, para ello Tino, “El Pingüino” (uno de los nuevos talentos en el hip hop nacional) subió al escenario, y así comenzaron a sonar los acordes más “metaleros” de la noche. Entre gritos, empujones, una que otra equivocación por parte de la banda parecía que había concluido el concierto, sin embargo después de unos instantes regresaron al entarimado para finalizar con “Sin explicación” y así abrochar de manera pulcra su recital.
Zurdok da su Gran salto con su debut en el Metropólitan