Putin inaugura monumento a los héroes de la Primera Guerra Mundial
El presidente ruso, Vladímir Putin, llamó hoy a la comunidad internacional a extraer lecciones de cómo “la agresión, el egoísmo y las desorbitadas ambiciones” de los líderes europeos superaron el “sentido común” y condujeron hace cien años a la I Guerra Mundial.
“En lugar de proteger el continente más desarrollado del mundo, lo condujeron al caos. Sería bueno recordarlo hoy”, dijo Putin durante un acto oficial en el complejo conmemorativo de Poklónnaya Gorá, en Moscú.
Putin subrayó que la contienda mundial incluye muchos ejemplos de “qué precio tan terrible hay que pagar por la falta de deseo de escuchar al otro, el pisoteo de los derechos, libertades y de los intereses legales en beneficio de intereses y ambiciones propios”.
“No estaría mal aprender a mirar hacia adelante, aunque sea un solo paso. Hace mucho tiempo que la humanidad debe aceptar una única verdad: la violencia lleva a la violencia. Y la senda de la paz y el florecimiento reside en la buena voluntad y el diálogo”, subrayó.
El jefe del Kremlin resaltó que la I Guerra Mundial demostró que “el mundo es frágil” y destacó el papel de Rusia antes del conflicto, cuando siempre abogó por relaciones de amistad con el resto de países.
“Así fue en vísperas de la I Guerra, cuando Rusia hizo todo lo posible para convencer a Europa de que solucionara de manera pacífica e incruenta el conflicto entre Serbia y Austro-Hungría”, recordó.
Pero, añadió, “Rusia fue desoída y tuvo que responder al desafío y defender al pueblo eslavo hermano defendiéndose a sí mismo y a sus ciudadanos de amenazas externas”.
Putin pronunció estas palabras en la ceremonia de inauguración del monumento dedicado a los soldados rusos que intervinieron en esa guerra, acto al que también asistió el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu.
Según los historiadores, la decisión del último zar ruso, Nicolás II, de entrar en la primera guerra mundial el 29 de julio de 1914, supuso la puntilla para el ya debilitado imperio ruso, que tres años después sería derrocado en la revolución bolchevique.
La Rusia soviética siguió formalmente como parte beligerante hasta el 3 de marzo de 1918, cuando firmó el tratado de paz de Brest-Litovsk con el imperio alemán, el imperio austrohúngaro, el imperio otomano y Bulgaria.
Además de 1,7 millones de bajas, Moscú tuvo que realizar unas costosas concesiones territoriales, ya que renunció a Finlandia, Polonia, Estonia, Livonia, Curlandia, Lituania, Ucrania y Besarabia.
Putin inaugura monumento a los héroes de la Primera Guerra Mundial