Triunfa el futbol

Posted by Unknown on 9:23 0 comentarios

 















El jogo bonito sí existe. Y lo juega Alemania, y esas ganas de demostrar, de hacer, de proponer, de no especular sino buscar la victoria en cada momento del partido, reencontraron el futbol y le obsequiaron al mundo una apoteósica victoria en tiempo extra, que convirtió finalmente y tras un largo proceso, a la escuadra teutona en campeona del mundo por cuarta ocasión, superando en tiempo extra a la especulativa selección de Argentina.


La presión de Alemania, el futbol de toque con categoría, inundó todos los rincones de la cancha del mítico Maracaná, donde el equipo de Joachim Löw, finalmente cerró el proceso de largos ocho años en los que se construyó a una de las mejores selecciones alemanas de la historia, que impidió que el campo se convirtiera en un tablero de ajedrez, y donde la especulación tuvo que ser desterrada finalmente, pues Argentina, que tuvo sus oportunidades, no le quedó otro remedio que meterse al ritmo de juego donde se pelea, se busca, se construye, aunque hayan sido sus rivales de esta noche quienes se llevan el premio y el campeonato del mundo.


Messi no es el Mesías, no pudo él solo con el peso de encarar a un equipo en toda la extensión de la palabra, que nunca se cansó de construir jugadas, que atacó por nota, y que aunque tuvo serias dificultades por momentos ante los contragolpes del equipo sudamericano, terminó por fabricar una sensacional jugada que fue rematada con el estilo de la más alta escuela del futbol por Mario Götze, quien mató con el pecho un servicio a primer palo y luego con una zurdazo monumental cruzó al arquero Romero a segundo palo para hacer explotar en la tribuna el grito de gol que había estado latente durante 112 minutos.


Cuando se hable de la Copa del Mundo de Brasil, ya no tendrá que mencionarse en primer plano la escandalosa derrota de los anfitriones, ni del futbol de suerte y circunstancias de los argentinos, o de los clavados de Robben, deberá hablarse de la consolidación de Alemania, una Alemania que dejó atrás el futbol vertical por decreto, para mostrarle al mundo el talento de sus jugadores, quienes fueron capaces de construir jugadas laterales luego de un incesante toque de balón, que rememoró al famosos tiki taka que los destruyó en las semifinales de Sudáfrica ante España en Durban. Se hablará de Klose y sus 16 goles, se hablará del mariscal Kroos, y del genial Müller, y del incesante pivoteo ofensivo de un Bayern Munich vestido de blanco y negro, y que trae un sello muy español de Josep Guardiola, un sello que deberá hacer guardar silencio al mismísimo Kaiser Franz Beckenbauer, pues la razón hoy tiene fundamentos, más si la posesión obsesiva del balón se convierte en goles como ha ocurrido.


Posesión no significa nada si no hay profundidad y efectividad, y la escuadra de Löw lo mostró en este campeonato donde venció a dos poderosas escuadras europeas, Portugal y Francia, a los dos mejores de Sudamérica, al menos en el papel, Brasil y Argentina, a dos tozudos africanos Argelia y Ghana y a una selección de Concacaf, Estados Unidos, mostrando que su versatilidad aspira a la perfección, aún con sus errores en Maracaná y sus aciertos en todos los rincones del inmenso Brasil que recorrieron con gran categoría.


Siempre he dicho que el que quiera ganar deberá sobreponerse a las circunstancias, y Alemania así lo hizo. Desde la lesión de Khedira quien quedó fuera antes del encuentro durante el calentamiento, hasta el noqueado Kramer, quien fue conmocionado por un golpe del defensa argentino Garay.


Alemania se equivocó varias veces, concedió balones y entregó espacios a gente peligrosa como Messi o Higuaín, pero los argentinos no estaban atinados, no al menos cuando estaban en posición legal, porque reclamaron hasta cuando estaban en fuera de lugar. Los teutones venían con idea y los argentinos a ver que encontraban. Dos líneas de cuatro inamovibles, una pared auténtica a la que sin embargo, los constantes ires y venires de una Alemania que cuya principal virtud es la paciencia, terminaron por dar los espacios para lo que fue, la mejor jugada y la que vale un campeonato del mundo. No se si realmente Götze se creyó las palabras de Löw que le dijo que saliera a demostrar que es mejor que Messi, pero al menos, en los hechos, probó que estaba más hecho para un momento de gran presión y decisivo, que resolvió con el aplomo que vale un campeonato del mundo.


Messi no se tiene que ir triste y con las manos vacías, que de hecho el trofeo al mejor jugador del torneo lo avalan, pero a sus desbordes y genialidades debe de acompañarle un alguien que no era ni Higuaín, ni Mascherano, ni Lavezzi. Bueno, hasta el hecho de que el árbitro le haya obsequiado a éste último minutos en el partido en vez de expulsarlo por una jugada que además debió haber sido penalti, deben formar parte del anecdotario en el que el jugador del Barça recuerde que si Argentina llegó a la final, fue por él, solo por él.


Argentina que cedió el balón y la posesión, hasta que apareció Schurrle, vio como los ataques alemanes se convirtieron en una cosa realmente peligrosa. Agüero entró a destruir, y Palacio regaló la más grande oportunidad al minuto 97, más que la de Higuaín que se había encontrado un regalo de Kroos en la primera mitad.


El triunfo de Alemania reivindica al buen futbol, el de buena escuela, quizá el único que no estuvo a la altura fue Brasil, fue más reflectores de futbol, el jogo bonito  existe, pero no es de los cariocas, es del centro de Europa, es una verdad que hoy conocemos en todo el mundo.






Triunfa el futbol

Leave a Reply