Jesucristo en el séptimo arte: De Louis Lumiére a Mel Gibson
Jesús de Nazareth o Jesucristo, más allá de ser la figura central del cristianismo, es también uno de los personajes más influyentes de la cultura occidental. El séptimo arte no está exento de su influencia y desde el origen del cinematógrafo se ha encargado de representar la vida de quien se hacía llamar Hijo de Dios.
El cine bíblico siempre ha estado entre la devoción y las súper producciones, y al mismo tiempo ha generado división de opiniones en diferentes niveles sociales e ideológicos con respecto a la manera en que la imagen de Jesús ha estado representada en la pantalla. De las 488 representaciones en la pantalla que ha tenido el profeta desde el inicio del cine, a continuación hay un recuento de algunos de los actores más representativos que lo han encarnado y los directores que han representado su vida en la pantalla.
Louis Lumiére pasó a la historia del género bíblico como el primer interesado en el tema y produjo Vida y Pasión de Jesucristo, rodada en Horitz, aldea de Bohemia, hacia 1897 en la que se reproducía periódicamente durante los días de Semana Santa el drama del calvario, representado por el pueblo. La película duraba algo más de un cuarto de hora y fue coloreada a mano.
Sin embargo, algunos historiadores afirman que la película en que apareció por primera vez la imagen de Cristo fue La Passion du Christ, que dirigieron en 1897, el cinematógrafo Albert Kirchner y un estudiante de las Escuelas Cristianas, llamado Basile. Los intérpretes eran aficionados y el rodaje se llevó a cabo en un salón de la calle Felicien, de París.
Desde entonces, la época del cine mudo dedicó gran parte de las obras a la vida del profeta con películas como: Le Christ marchant sur flots (1900), de George Mèliés, La Passion du Christ (1902) y La vie du Jesús (1904), de Ferdinand Zeeca y Le Baiser de Judás (1913), de Armand Bour, entre otras.
Fue hasta 1915, en Italia, se hizo el primer intento importante de recrear la vida de Jesús, con la película Cristo (1915), del conde Giuseppe de Liguoro y Giulio Antamoro, que contaba la historia en cuatro partes: La infancia, la predicación, la muerte y la resurrección.
En 1923 Robert Wiene filmó I.N.R.I y tres años más tarde Cecil B. de Mille filmó Rey de Reyes, una superproducción, cuya imagen de Cristo encarnada por H. B. Warner se convirtió en un referente del cine bíblico durante décadas.
En 1935, en el auge del cine sonoro, Robert Le Vignan interpretó a Jesús en Gólgota, con Jean Gabin como Poncio Pilatos, dirigida por Julien Duvivier, muy meticulosa en su adaptación a la interpretación del momento y siguiendo escrupulosamente el texto del evangelio según San Mateo.
En México, fueron dos directores españoles los encargados de recrear el los últimos días de del nazareno: José Cibrián, protagonizó Jesús de Nazareth (1942), de José Díaz Morales y Enrique Rambal, El Mártir del Calvario (1952), de Miguel Morayta. Mientras que Luis Alcoriza dio vida a Jesús en Reina de reinas: la Virgen María.
Los intentos no pararon pero la calidad de las obras fílmicas no tuvo el impacto esperado hasta la llegada de Rey de Reyes, de Nicholas Ray, en 1961, una súper producción a color, que a pesar de la blanda actuación de Jeffrey Hunter en el papel central, presentó un Cristo que se debate entre la acción y la contemplación de las acciones humanas. El argumento fue realizado por Ray Bradbury y Orson Welles y el guión por Philip Yordan.
A esa le siguieron otras como La Historia más grande jamás contada (1964), dirigida por George Stevens, rodada en el desierto de Utah, que contó con el intérprete sueco Max von Sidow y una curiosa participación de John Wayne como centurión romano y luego fue Pier Paolo Pasolini, ateo y marxista, quien realizó la película sobre la vida de Jesús más cercana a la austeridad del evangelio. El evangelio según San Mateo (1964) se basó totalmente en el texto de Mateo y se rodó cámara en mano en la que el personaje de Jesús lo interpretó un actor español sin experiencia, Enrique Irazoqui, estudiante en aquellos años.
Una película que obtuvo el aplauso del público y el rechazo del integrismo cristiano, aunque las autoridades eclesiásticas le dieron su aprobación en 1973 fue Jesucristo Superstar, de Norman Jewison, musical a ritmo de rock, basado en la homónima obra teatral de Andrew Lloyd Webber, que provenía de Broodway.
En 1976, promocionada por la Iglesia Católica se estrenó en París, en una iglesia, El Mesías, del agnóstico Rossellini. La película fue muy poco valorada en Italia, ya que el neorrealismo de Rosellini le lleva a tratar a Jesús sin acentuar lo milagroso ni lo extremo.
Otra gran superproducción fue Jesús de Nazareth, (1977), de Zeffirelli. El rodaje se realizó entre Marruecos y Túnez con Robert Powell como protagonista.
En 1979, los Monty Pyton estrenan una versión irónica e irreverente, La vida de Brian, de indiscutible éxito de público y crítica, que aporta una cierta crítica humorística de las actitudes del cristianismo riguroso y una década más tarde llegó una de las cintas más polémicas realizada por el cineasta Martin Scorsese con La última tentación de cristo, protagonizada por Willem Dafoe, que intenta alejarse de las visiones perfectas de la figura del Mesías para introducir al espectador en el conflicto de Jesús con las tentaciones humanas.
En la década de los 90 los intentos fueron tenues y finalmente fue hasta el 2002 cuando apareció la última gran obra del cine sobre el tema con La pasión de Cristo, de Mel Gibson y protagonizada por Jim Caviezel, que sembró el debate por la muestra de escenas de cruda violencia que no se había presentado antes.
Jesucristo en el séptimo arte: De Louis Lumiére a Mel Gibson