“A diferencia de Dr. Frankenstein, que estuvo inspirada completamente en la novela, Orlok, el vampiro, surge a partir de la historia de Drácula en la película de Nosferatu, de ahí parte la historia para hacer guiños a otras películas sobre el vampiro desde entonces”, explicó el músico José Fors, quien en su faceta de dramaturgo está a cargo del musical Orlok que se presentará el martes 22 de julio en una única función en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

“Hay muchas cosas que aparecen en las películas y que no aparecen en la novela, nosotros le dimos un toque especial con un fuerte peso en las canciones, que incluye cerca de 35 temas que se trabajaron para la obra y, además de las interpretaciones, tiene un fuerte peso en la producción y diseño que enseguida muestran las referencias de las películas en que nos apoyamos”, comentó José Fors en entrevista con Crónica.

La columna vertebral de esta ópera rock es la música. La obra se sintetiza en 35 canciones sin perder detalles. Se trata de un viaje surrealista a través de esta historia de horror, amor, excentricidades y mucha sangre, envueltos entre susurros y explosiones de pasión, acompañados de ambientes sonoros minimalistas, blues, folk y el rock en todas sus expresiones.

“Una de las situaciones que hace especial esta obra es que existen historias sobre muchos vampiros, hay algunos Nosferetu pero muy pocos hablan de Orlok, a este personaje le dimos más color que el Nosferatu original, y al mismo tiempo le dimos aspectos de otros vampiros para rendir homenaje a quienes los han encarnado como Bela Lugosi y Christopher Lee, que son emblemáticos”, agregó en su turno Leobardo Quirarte, el actor encargado de dar vida al mítico vampiro.

Orlok, el Vampiro, es el segundo musical que escribe  José Fors y dirige para la Universidad de Guadalajara después de Dr. Frankenstein, cuyo argumento es una fusión de la película Nosferatu (1922), de F. W. Murnau, y en Nosferatu, vampiro de la noche (1979), de Werner Herzog y se desarrolla en ambientes fantasmales, que evocan la atmósfera tétrica de ambas cintas, las cuales, a pesar de hablar del vampiro de Bram Stoker, tuvieron que usar un nombre alterno por cuestiones de derechos.

“Orlok, es el mismo conde. Un muerto viviente que después de 400 años busca el amor que perdió en su juventud. Es una explicación de porque el vampiro ha esperado tanto tiempo para salir a buscar su amor”, agregó Quirarte.

Dentro de las variaciones que hace Fors de la historia original  está que emparenta a su protagonista Vlad Draculea (el empalador) personaje de la vida real, Príncipe de Valaquia, Rumania, entre 1431 y 1476, con el personaje de El Conde Orlok de dichas cintas.

Fors se ha concentrado en el monstruo, en el Nosferatu portador del mal y de la peste bubónica. Orlok el vampiro es una historia más oscura e inquietante; es maléfico, un depredador con un ligero tinte seductor, pero sin caer en el vampiro galán de las películas que actualmente se encuentran en cartelera.

Orlok utiliza a sus víctimas como alimento o carnada y su único fin es “Mina”. Es un terrible monstruo  que es, a su vez es mártir de sí mismo por su condición sobrenatural y la soledad que esto implica.

Personajes. Leobardo Quirarte participó también en la primera puesta en escena de José Fors, D. Frankenstein, en un papel secundario. Esta ocasión Fors utiliza el talento en la voz de su actor quien lleva más de 20 años de carrera en la música.

“Mi primer contacto con José Fors fue en los 90 cuando yo era vocalista de la banda de rock progresivo Catarsis, posteriormente formé parte de bandas como Psycho de la cual Fors era fanático y luego iba a vernos y yo lo veía a él con La Cuca. Nunca fuimos grandes amigos pero conocíamos nuestro trabajo”, comentó Quirarte.

En Orlok, el líder de Los Fórceps da vida a Abraham Van Helsing, “hasta que no me puse el traje me di cuenta me di cuenta de lo valioso que es el personaje para la historia, es como un predicador que en la obra se va creando a sí mismo a través de las canciones (…) No había participado en obras como esta desde que tenía 14 años cuando participé en una representación de Jesucristo súper estrella”, añadió el músico.

La escenografía y el vestuario fueron diseñadas por José Fors, mientras que la escenificación es producto del trabajo conjunto del cantante cubano y Eduardo Ruiz Saviñón, reconocido director y dramaturgo de la Ciudad de México, cuyo trabajo teatral gira en torno al terror, el suspenso y lo macabro.