Fue 2013 el peor año para Obama

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El brillo del último triunfo electoral del mandatario estadunidense Barack Obama se apagó en los pasados 12 meses, los peores para él desde que hizo historia al ganar la Presidencia en 2008. Los descalabros de este año, algunos de su propia hechura, han causado que la paliza electoral que Obama reconoció haber padecido en 2010 sea vista ahora como irrelevante frente a los traspiés y reveses que vinieron más tarde. Hay quienes apuntan que su segundo mandato empezó con el pie izquierdo desde el momento en que su nominado a director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el general retirado David Petreaus, tuvo que renunciar a la designación en medio de un escándalo extramarital. Desde el furor doméstico y externo provocado por las revelaciones de espionaje electrónico, hasta el fallido lanzamiento del mercado de seguros, uno de los componentes centrales de la nueva ley de salud, el 2013 dio pocas satisfacciones al mandatario. Las primeras avivaron la desconfianza de muchos estadunidenses en el gobierno, dieron lugar a un debate cuyo desenlace aún está pendiente y dañó la diplomacia de Estados Unidos, generando tensiones con aliados cercanos como Alemania y otros países si bien en menor grado. Estas tensiones quedaron expuestas de manera pública cuando la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, canceló una visita prevista a Washington en octubre pasado, en protesta por la revelación de que su oficina fue blanco de espionaje. The Washington Post, un diario empático con Obama, dijo en un editorial que “los potenciales beneficios de recolectar información de inteligencia sobre nominales líderes amistosos tienen que ser sopesados contra los potenciales reveses si la operación es expuesta”. Obama tuvo que confrontar igualmente la imagen de un mandatario hostil hacia la prensa a partir del número récord de causas criminales contra periodistas durante sus cinco años de gestión. Igualmente enfrentó la ira de grupos conservadores tras revelarse que la agencia que colecta los impuestos, el IRS, había llevado a cabo una política sistemática de acoso contra grupos civiles de corte conservador. Aunque al malestar generado por el cierre parcial de gobierno poco afectó sus números y pareció dejar mal parados a los republicanos en el Congreso, el episodio deterioró aún más su imagen. La confianza pública en su persona, quizá el atributo que lo mantuvo todos estos años con niveles aceptables de aprobación, se vio devaluada como resultado de declaraciones falsas, según se comprobó luego. Una de estas, la errónea aseveración de Obama de que quienes quisieran retener sus viejas pólizas de seguro médico bajo la nueva ley de salud podrían hacerlo, fue seleccionada como “la mentira del año” por el portal especializado PolitiFact. Durante su última conferencia de prensa del año el viernes pasado, el mandatario trató de desestimar la valoración cuando fue interrogado al respecto y aludió más frustraciones por no haber podido empujar más su agenda legislativa. “Hay áreas donde obviamente existe alguna frustración, donde desearía que el Congreso hubiera avanzado de manera más agresiva”, declaró Obama en referencia al revés que sufrió en su puja a favor de mayores controles sobre las armas de fuego. Tras los hechos en la escuela primaria de Sandy Hook en Newton, Pensilvania, en diciembre de 2012, Obama buscó empujar el debate a favor de mayores controles sobre las armas de fuego. Pero el exhorto presidencial no pareció suficientemente fuerte para revertir el apoyo a la segunda enmienda constitucional. Aunque el mandatario pudo celebrar al cierre del año el acuerdo presupuestal forjado entre republicanos y demócratas, el balance en opinión de algunos expertos es negativo y de proporciones históricas. “Con excepción de (Richard M.) Nixon, que tuvo que enfrentar el escándalo de Watergate, Obama ha tenido quizá el arranque más difícil de un segundo término de cualquier mandatario reciente”, opinó Michael Shifter, presidente del grupo de análisis Diálogo Interamericano. Indicó que “la dramática caída” en el apoyo popular hacia Obama, por abajo del 40 por ciento en los sondeos más recientes, distan mucho del brillo que le dio su victoria sobre Mitt Romney en las elecciones de 2012. En su opinión, la senda que ha tenido que seguir el gobierno de Obama en los pasados 12 meses “traza paralelos más cercanos con (el ex presidente) George W. Bush en su segundo mandato, marcado por una fuerte oposición a la aventura fallida en Irak”. El talón de Aquiles de Obama ha sido la Ley de Salud Asequible u Obamacare, que de manera paradójica se presenta como el mayor logro de política doméstica del mandatario. El desastroso inicio en la implementación del mercado de seguros contribuyó al malestar y la desconfianza sobre la ley, el cual se extendió a segmentos que tradicionalmente han favorecido a Obama, como las mujeres. Apenas 35 por ciento de los estadunidenses se manifestó a favor de la ley, contra la desaprobación de 62 por ciento, cuatro puntos porcentuales por arriba del nivel registrado en noviembre, de acuerdo con un sondeo de la cadena de televisión CNN. Schifter consideró que ahora la interrogante es si Obama podrá recuperar la estatura en 2014, año después del cual pasará a tener menor relevancia conforme el país se prepara para la elección presidencial de 2016. “La gran pregunta es si Obama podrá recuperar la confianza de los estadunidenses, especialmente su base electoral, incluyendo jóvenes e hispanos” añadió. Para el también catedrático de la Universidad de Georgetown, “ésta es la tarea más difícil que Obama enfrenta. La historia no es alentadora al respecto, pero si Obama logra recuperarse, no será la primera ocasión que supera los pronósticos”, precisó.



Fue 2013 el peor año para Obama

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