La mandataria brasileña y candidata a la reelección por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, y el líder opositor de derechas, Aécio Neves, disputarán el 26 de octubre la segunda vuelta en las elecciones presidenciales. La gran derrotada de esta primera ronda ha sido la ecologista Marina Silva, del Partido Socialista Brasileño (PSB), que hace apenas dos semanas llegó incluso a liderar las encuestas, pero que acabó derrumbándose, y con ella la ilusión de los “indignados” que quería romper con los políticos tradicionales.

Espectacular remontada. Con el 93.5 por ciento de los votos contabilizados, Rousseff obtiene un 41 por ciento de las papeletas. El liberal Neves, nieto de Tancredo Neves, primer presidente electo tras la dictadura (aunque no llegó a gobernar por una infección que lo mató), protagoniza una espectacular remontada y logra el 34 por ciento de los votos. En paralelo a la subida del candidato del Partido Social Demócrata de Brasil (PSDB, centroderecha), se hunde Silva, que quedó eliminada con un 21 por ciento de los votos.

Hace apenas un mes, Neves estaba totalmente descartado en las apuestas, con un 14 por ciento de intención de voto. Sin embargo, el candidato liberal se vio súbitamente beneficiado por el oficialismo, que puso toda la propaganda en contra de Silva, cuando las encuestas anunciaron que la presidenta Rousseff, no sólo no ganaría en primera vuelta, sino que en segunda vuelta perdería contra la otra mujer candidata.

“Montaña rusa”. Lo que el diario El País calificó como una “montaña rusa de encuestas que suben y bajan”, fue consecuencia de una campaña imprevisible, marcada por el accidente aéreo que en agosto acabó con la vida del candidato presidencial del PSB, Eduardo Campos. En su lugar quedó la ecologista Marina Silva, quien subió meteóricamente en las encuestas por la ola de simpatía causa por la repentina muerte del líder socialista.

Con la caída de Silva, pierden también los “indignados” que protestaron en todo el país, contra el despilfarro y la corrupción de los partidos tradicionales, entre ellos el PT, sus socios del PMDB y el opositor PSDB.