La obra ¿Cuál es la mejor droga para mí?, enfatiza la libertad de informarse y decidir

El mundo de las drogas: entre dylers, pastillas, compras, peligros y personas implicadas se representarán en la puesta en escena, ¿Cuál es la mejor droga para mí?, proyecto que presume una visión diferente del consumo de sustancias nocivas y recreativas en la vida de los seres humanos.
Con una adaptación de un texto alemán, creado por el dramaturgo Kai Hensel, la historia se centra en dos personajes: Hanna: un ama de casa de clase media, mujer común en los límites que permite la sociedad, y su esposo: quien fungirá como diversos personajes, situaciones o acciones dentro de la trama que se estrenó ayer en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.
La actriz María del Carmen Félix y el histrión Leonardo Bernal, retozarán en el escenario para plasmar otra visión de la problemática de las drogas en el país, para invitar a la reflexión del tema y que surjan preguntas que lleven al espectador a pensar qué tantos prejuicios engloba la mente de cada persona presente.
“Abordamos la historia de manera desenfadada, sin dobles discursos, sin una moral oculta que impida hablar con franqueza; la protagonista invita al público a informarse, a elegir sustancias con responsabilidad porque finalmente se habla mucho de drogas en las obras pero sin conciencia científica y real de éstas”, contó en entrevista con Crónica, Aracelia Guerrero, directora del proyecto.
La directora enfatizó en que el personaje protagónico ayudará a mostrar que las drogas pueden estar presentes en la vida sin tener que caer en una adicción: “A los 32 años, Hanna decide experimentar con drogas, algo que nunca hizo de joven y sostendrá la teoría de que si sabes lo que quieres en la vida, que incluyas las drogas en ella puede ser lo más recomendable”, aseguró.
“Su problema no es consumir sino darse cuenta que su vida no es lo que deseaba. No se trata de una apología de este tema, sino es un llamado a la responsabilidad y a no satanizar algo que es inocultable, que sucede y donde prácticamente están inmersos todos, incluso con drogas nocivas como el tabaco, el refresco o el azúcar”, enfatizó la directora.
La puesta en escena que originalmente es un monólogo, incluyó el personaje del esposo, quien es un moralista que tendrá que lidiar con la situación de Hanna y se convertirá en un reflejo de la sociedad actual: “Nos ha ocurrido que algunas personas enjuician desde que leen el título de la obra, pero los espectadores se sorprenderán cuando vean la historia y cómo se les abrirá el panorama”, señaló.
La obra cuenta con una postura política que marca una clara línea escénica entre el tema, los personajes y la libertad de decidir y pensar lo que se desea: “Cuando se elige una obra te identificas con ella; creemos en la libertad y estamos en contra de la prohibición de tener información veraz, ese es el camino para tener una sociedad que no sea ignorante y se enfrenten los problemas de formas distintas”, finalizó.
La obra ¿Cuál es la mejor droga para mí?, enfatiza la libertad de informarse y decidir