La Morena, la otra mujer clave del clan Abarca y Guerreros Unidos
Muchos la ubican con simpleza como La Morena. Es, además de María de los Ángeles Pineda Villa –esposa de José Luis Abarca Velázquez–, la otra mujer clave en la camarilla conformada por la familia del ex presidente municipal de Iguala y el grupo delincuencial conocido como Guerreros Unidos, a la cual se le adjudica la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa.
Su nombre (casi desconocido hasta ahora): Patricia Soto Abarca, sobrina directa del ex edil y quien ya es buscada por elementos de la Procuraduría General de la República y de la Policía Federal.
Su papel dentro de la organización aparece documentado en el expediente que la PGR mantiene abierto sobre el caso de los normalistas y las redes de complicidad criminal tejidas en torno al ayuntamiento.
Patricia Soto servía de enlace entre los principales líderes de Guerreros Unidos y su tío, y era quien organizaba sus encuentros para determinar los montos de la administración pública que serían entregados a la banda, así como la eliminación de adversarios y los plagios a concretar con ayuda de la policía municipal.
PROTECTORA. La Morena es hija de Estela Abarca, hermana del ex edil que aquel 26 de septiembre pasado dio la orden a policías municipales de contener a los estudiantes que viajaban en cuatro camiones rumbo al lugar donde su esposa realizaba el informe de labores del DIF municipal –y se destaparía como aspirante al gobierno de Iguala–.
Según el expediente, la mujer, además de fungir como contacto entre ambas partes, realizaba tareas de informante sobre las actividades financieras y administrativas del municipio, y las noticias disponibles sobre los operativos militares y de otras corporaciones estatales o federales en la región.
“Todos ellos están protegidos por esta muchacha de nombre Patricia Soto, sobrina del presidente municipal de Iguala, así como del secretario de Seguridad Pública municipal Felipe Velázquez (hoy prófugo)”, refiere una de las declaraciones en poder de la PGR, la de Ernesto Pineda Vega, líder vecinal de Iguala (activista de la colonia San Miguelito) y quien fue acusado del delito de secuestro tras denunciar las tropelías de los Abarca.
Pero Soto no es del todo una muchacha: ronda los 40 años, e incluso reforzó sus lazos con los cabecillas de Guerreros Unidos a raíz de que su hija mayor resultó embarazada de uno de ellos.
“Siempre ha sido amante de los jefes en turno, los de la plaza de Iguala, y su hija anduvo con uno de los principales. Por mucho tiempo ha aprovechado la cercanía sentimental con los narcos para servir de enlace con Abarca y su grupo”, refiere otro de los testimonios recabados por Crónica.
“Algunos la conocen como La Morena por su color de piel; recurría a la seducción y a su trato directo con Abarca para mantener un nivel jerárquico dentro de la organización…
“Conocía a todos los de la estructura de Guerreros Unidos, desde los altos mandos hasta los sicarios y halcones, y decidía con quién se reunía su tío y en dónde… A veces abría su casa, ahí en Iguala, para las reuniones en las que decidirían cosas importantes”.
Entre los delincuentes que Soto Abarca conectó con su tío están los hermanos Casarrubias: Mario -ya muerto-, Rafael y Sidronio -detenido en el contexto de la crisis de Ayotzinapa-; Gildardo López Astudillo, alias El Gil o El Gallero -hoy uno de los más buscados en todo el país-; los hermanos Benítez Palacios -Tilo, Osiel, Orbelyn, Mateo y Salvador, conocidos como Los Peques-; y los hermanos Peralta Rodríguez.
En la ciudad. La Morena era identificada por su modo de vida ostentoso, su estrafalaria forma de vestir y en especial por su fascinación por las camionetas de lujo.
La Morena, la otra mujer clave del clan Abarca y Guerreros Unidos