Todo comenzó cuando nuestra amiga actriz, su mamá y algunas amigas tuvieron hambre y decidieron ir por un poco de comida a un restaurante de cortes argentinos, nada barato. De pronto, antes de entrar al establecimiento, Jennifer vio a una mujer mayor indigente empujando un carrito de supermercado con sus cosas.

Por supuesto que Jennifer no se iba a quedar de brazos cruzados, no iba a degustar un delicioso filete de ave fénix o algo así mientras la pobre señora pasaba hambre, entonces, decidió ir e invitarla a comer con ellas. Sí, ella llegó y dijo: “Cariño, ¿tienes hambre? ¿Quieres venir y comer con nosotras?”

Un sujeto poco amable iba pasando por el lugar y les gritó: “¡Nunca la dejarán entrar a ese restaurante!” A lo que Jennifer respondió con un sin fin de groserías, aseguran.

La señora con mucha timidez rechazó la oferta pues tenía que cuidar su carrito, entonces nuestra amiga le dio veinte dólares y le dijo que comiera cuando estuviera lista.