Pawel Pawlikowski, el polaco que busca conquistar los Oscar

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“Me interesan los temas que tienen que ver sobre los demonios personales y la investigación histórica,  por eso en mi película trato de profundizar a la fe católica, el comunismo y la Polonia de los años 60”, expresó el realizador Pawel Pawlikowski, el cineasta polaco que ha acaparado las miradas de la industria cinematográfica con su más reciente filme Ida, con la que ganó en el 2014 el premio a Mejor Película en el Festival de Cine de Londres, por el que ganó ayer el Goya a la Mejor Película Europea y que busca el Oscar a Mejor Filme Extranjero.


“No pretendo que mi película se vea como una lectura sobre ajustar cuentas con el pasado, lo que pretendí al realizarla es que quedara guardado un momento histórico, de manera que se viera como una réplica de vida, pero con un sentido de meditación y reflexión sobre lo que le ocurre a mis personajes, por eso también elegí que fuera en blanco y negro, porque ese color me permitía destacar las emociones de tristeza”, comentó el realizador, en entrevista con Crónica.


“Pienso que mi película se aleja del drama y de las emociones vagas, más bien creo que muestra otro tipo de pasión, quizás con la mirada del recuerdo porque así surgió la idea de hacerla, porque la historia de Ida ocurre en los años en los que yo era un niño y tuve que mirar hacia el pasado para mostrar esa época, incluso no busqué tampoco la belleza por la que todos me elogian”, añadió.


La cinta aborda la historia de Anna (Agata Trzebuchowska), una joven novicia criada por las monjas que vive en Polonia y que en 1962 está a punto de tomar sus votos para convertirse en monja cuando una tarde, de la nada, le anuncian que para ello necesita el consentimiento de su familia. Sin embargo, ella creció sabiendo que es huérfana, pues desde antes de la guerra vive en el convento.


Las monjas le anuncian la reciente aparición de una tía, que años atrás se negó a cuidar de ella o siquiera visitarla. Anna necesita su consentimiento para tomar los votos y, para ello, es enviada a visitarla por tiempo indefinido. Esa visita se convierte en un viaje a descubrir su pasado, su verdadero nombre, el paradero de sus padres y hasta conocer sus orígenes religiosos que son muy distintos a los que profesa.


“La historia nos presenta a dos personajes que sufren. Por un lado Ida que creció en un ambiente cerrado que la volvió fuerte y por el otro su tía que pasó su vida devastada y con marcas emocionales. Cuando se conocen es interesante lo que ocurre con ambas, Ida ya no será lo que era porque descubre que hay otros sentimientos fuera del monasterio como el amor pasional. Mientras su tía, un personaje dividido en la maldad y la bondad puede representar ese lado fuerte de la vida y sus cicatrices”, enfatizó el cineasta.


“Una de las cosas que me gusta decir de la película es que técnicamente si me quiero poner intelectual, profundo y reflexivo, porque ésa es la manera en que quiero ver a mis personajes. Por eso traté de que los encuadres parecieran que estaban encerrados dentro de una toma, por eso no hay tan pocos movimientos de cámara y de los personajes, que cuestionaran la idea de ser católico o no, tener o no tener fe y si ser católico es algo social”, agregó.


Pawel Pawlikowski nació en Varsovia, Polonia, en 1957. A los 14 años dejó su país natal y vivió en Alemania e Italia, hasta establecerse en el Reino Unido, donde estudió Literatura y Filosofía en Londres. El realizador, que comenzó a dirigir cortometrajes y documentales desde 1987, ha construido su obra al margen de las convenciones dominantes de la industria cinematográfica.


El cineasta dejó su país con la idea de desarrollar su pasión por el jazz, la poesía, lugares, situaciones y personajes siempre en el límite que se han visto a lo largo de su cinematografía que incluye títulos como Serbian Epics (1992); el nacimiento del nacionalismo ruso, en Tripping with Zhirinovsky (1995); los abismos de los impulsos e instintos más oscuros, en Mi verano de amor (2004); el enfrentamiento de la muerte y la locura, en The Woman in the Fifth (2011) y el espacio abierto entre la fe y la pérdida de la misma, en Ida (2013), su película más reciente y que significó para el director el regreso a su casa, sus raíces y su idioma.


“Todas las películas pueden tener una interpretación distinta en cada lugar, me ocurrió con Serbian Epics, en la que estuve presente y filmando la batalla de Radovan Karadzic en la Guerra de Bosnia y en la que pasaron cosas muy curiosas que para algunos evidenciaban el comportamiento risorio del líder de los serbios y otros decían que era una burla. En el caso de Ida también estoy seguro que divide opiniones pero eso está bien, es una buena manera de ver el cine”, concluyó.






Pawel Pawlikowski, el polaco que busca conquistar los Oscar

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