Zongolica es tradición, es cultura, pero también es sinónimo de marginación y pobreza

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Benito Juárez Ramírez


 


Reportaje/Especial.


Zongolica, Ver.- Zongolica, es sinónimo de tradición, cultura, pero también, llegar a esta localidad, se observa su marginación y pobreza.


Ahora que el gobierno municipal ha puesto marcha “jueves ciudadano”, es aprovechado para que cientos de personas lleguen de los lugares más recónditos a buscar ese apoyo, esa ayuda para sus comunidades; pero también, para cumplir con sus obligaciones, –el pago del  impuesto predial.


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Su gente es comerciante por naturaleza, y este día, desde las 4 de la mañana salen de sus comunidades, cargados de esperanza de vender su producto y regresar a su pueblo con mercancía  para subsistir en esas montañas, donde frio impregna sus humildes viviendas.


Estos hombres y mujeres, llegan a la plaza cívica donde exponen sus productos del campo; otros comercializar herramientas, pero también llegan esos brujos charlatanes; que se aprovechan de la ignorancia para  hacer su agosto.


En el caminar por esa extensa plaza que rodea el Palacio municipal, se pueden ver los tepejilotes, el frijol de enredadera, los chiles de cera, las flores típicas de la zona, como los alcatraces y otras.


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Ofrecen sus frutas como  la naranja, el plátano, la anona, el chayotextle, las calabazas, maíz y todo lo que produce esa cansada tierra, que ya no aguanta más.


En este día –“jueves ciudadano”- todavía se pueden observar esos hombres, pero sobre todo los ancianos, vestidos con sus camisas y calzones de manta. La mujeres con sus típicas blusas floreadas, sus huipiles, sus faldas, sus enredos a la cintura, sus rebosos y sus largas trenzas con sus listones de colores; que contrasta con el paisaje de las altas montañas.


Los hombres, con sus calzones de manta, sus huaraches y otros descalzos, se cubren con su cobija; cargando su morral de ixtle, adentro llevan sus tortillas que traen para cuando les da hambre; ellos no gastan por gastar, dijo Ricardo Temoxtle.


Bernardina Tehuaxtle, una mujer de 84 años, que bajo de la comunidad de Zacatlaixco, con su rollito de flor de Alcatraces, mostraba su tristeza porque apenas había vendido 40 pesos y aún le queda otra parte.


Con problemas para expresarse en español, dijo que tiene que vender sus flores para ayudarse con su esposo, quien por problemas de reúmas ya no puede caminar para acompañarla y buscar vender esta flor que recolecta en el campo para subsistir.


Olvidados por sus hijos y por las autoridades municipales, esta anciana lucha por la vida, vendiendo flores, como otros que llegan desde comunidades muy lejanas a esta cabecera municipal.


Pero también llegan esos brujos charlatanes, que reúnen a muchas personas y con su labia, enganchan a la gente inocente para sacarles el dinero de lo poco vendieron, diciéndoles que están embrujados y así abusan de esta humilde gente de estas altas montañas.


Lo que se puso observar, es que esta humilde gente, es cumplidora, porque a pesar de ser de escasos recursos, se forman y hacen largas filas para pagar su impuesto predial; lo que habla que este gente es pobre pero responsable; ejemplo a seguir para muchos ciudadanos de las grandes ciudades, que evaden esta obligación; pero si exigen mejores servicios.


En Zongolica también hay riqueza, pero esa riqueza está solamente en unas cuantas manos, porque aún cuando se habla que ha desaparecido el caciquismo, en esta zona se palpa, se ve y se vive; porque se observa esa marcada diferencia.


Solo basta preguntar en manos de quien está el transporte, los pocos restaurantes, los beneficios de café y las tiendas de ropa y calzado. Los pobres más pobres y los ricos, más ricos. Esto es Zongolica.


 


 


 



Zongolica es tradición, es cultura, pero también es sinónimo de marginación y pobreza

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