Cinco años después que la Suprema Corte de Justicia abrió las puertas a las donaciones ilimitadas de empresas y particulares a grupos de acción política, el presidente Barack Obama arremetió hoy contra esa decisión y dijo que es tiempo de revertirla.

“La decisión ‘Ciudadanos Unidos’ fue equivocada y ha generado un daño real a nuestra democracia”, indicó el mandatario en una declaración escrita a propósito del quinto aniversario de este fallo dictado en el 2010, en vísperas de la campaña presidencial del 2012.

Obama dijo que con cada campaña presidencial “este dinero oscuro inunda nuestros espacios con más y más anuncios políticos que terminan colocando a nuestro sistema político en el vacío. Es tiempo de revertir esta tendencia”.

“En lugar de fortalecer en poder de los cabilderos e intereses especiales, Washington debería elevar las voces de los estadunidenses ordinarios y proteger sus derechos democráticos para determinar la dirección del país que queremos”, indicó.

En su fallo del 2010 en el caso “Citizens United vs Hillary Clinton” la corte resolvió que las empresas pueden hacer donaciones ilimitadas a los Súper Comités de Acción Política (SuperPac’s), por considerar que cualquier tope coartaría su derecho constitucional a la libertad de expresión.

El año pasado la Suprema Corte anuló algunos de los topes que la ley electoral imponía a los estadunidenses para apoyar a los candidatos a puestos de elección federal en cada ciclo electoral, y eliminó el techo a las aportaciones a comités de acción política.

Los donantes estadunidenses tenían un límite de aportaciones que ascendió a 123,200 dólares en el pasado ciclo electoral de dos años, incluidos 74,600 dólares a los partidos políticos y 48,600 dólares a campañas de candidatos federales.

Ambos topes fueron eliminados como resultado del fallo derivado a su vez de la demanda presentada por un empresario de Alabama identificado como San McCutcheon, afiliado al Partido Republicano y presidente de Coalmont Electrical Development.

Las críticas del mandatario hicieron eco de las quejas de organizaciones independientes en el sentido de que la actual estructura del financiamiento de donaciones políticas en Estados Unidos ha permitido una influencia desproporcionada de grupos e intereses especiales en campañas políticas individuales.